21, Sep 2023
MISPEPPER Y EL PASTEL JAPONÉS DE QUESO QUE REVOLUCIONÓ A MÉXICO

“La Historia Más allá del Éxito”

Por: Claudia Fernández

 

Total Mente

 

No, éste no es un relato más de emprendimiento, es “la historia más allá del éxito” de una madre sinaloense, reconocida por construir una empresa sólida y en crecimiento constante, gracias al entendimiento de que el punto de partida de todo logro es el deseo.

 

María Isabel Salazar, con una modesta estufa adquirida a crédito, y después de incontables intentos de negocio, logró no solo recrear un modelo de pastel japonés único en el mundo, sino adaptarlo a la cocina y gustos mexicanos; un producto que recorre toda la República Mexicana cada 60 días, con filas interminables de personas en cada punto de entrega, fascinados por su “deliciotástico” e inigualable sabor.

Bueno, les cuento la historia que está haciendo historia… Todo inició por el año 2019, en plena pandemia Covid, que se sumó a las necesidades económicas de Isabel y su familia, conformada por su hijo mayor Heber y sus dos hijas, Minné y Adriana. En una casa de interés social de Mazatlán, Sinaloa, con carencias y sin un empleo formal, Isabel soñaba con tener una casa grande y un negocio propio para el sustento familiar, y no se iba a quedar quieta.

 

Luego de que Isabel se separó laboralmente del gremio hotelero, donde prestó sus servicios por muchos años y aprendió algo de administración, empezó a vender de todo para obtener ingresos, siendo su fuerte la repostería; vendiendo empanadas lograba obtener algo de ingresos.  Pero no era suficiente, y las ganas de salir adelante, junto al deseo de explorar nuevos productos, la llevaron a ver un video con una receta del famoso cheesecake de Osaka, Japón, curiosidad despertada por su hija Minné.

 

Así es que… ¡Manos a la obra! Con el dinero suficiente para comprar los ingredientes, Isabel en compañía de  su hija Minné, prepararon el primer pastel japonés de queso hecho en México y, ohh decepción, casi se iban de espaldas, era un pastel sin consistencia y con mucho sabor a huevo que, si ya sé, van a decir “a los mexicanos les gusta mucho el huevo”, pero no ese sabor tan intenso en un pastel, además  a Isabel le preocupaba lograr el balance entre los sabores, tenía que salir del horno “hermoso, alto, esponjoso, con movimiento y delicioso”, decía.

 

No fue tarea fácil, entre prueba y error pasaron meses, así como importantes pérdidas económicas, cualquiera “tira la toalla”, como decimos los sinaloenses, eso sin sumar que pocas personas creían en ese modelo de negocio. Sin embargo, el día esperado llegó, Isabel retira de la llama de su pequeña estufa un pastel japonés imponente, estéticamente hermoso y con un sabor que superaba por mucho sus expectativas. Ese era el gran día, y la primera frase de Isabel al probar su creación fue ¡está deliciotástico!, era el pastel de nube que deseaba.

 

Lo demás es historia conocida, que vale la felicidad compartir con ustedes. Isabel empezó la venta por encargo del famoso pastel japonés (pastel de nube) y surgió el nombre de su pequeña empresa Mispepper Repostería, logrando en un inicio vender de 3 a 10 pasteles al día por redes sociales. La demanda aumentó, así como la necesidad de contar con hasta 7 estufas, distribuidas en la cochera de su casa, luego del impacto en redes sociales de un video de su pastel japonés, viralizado con más de 4 millones de reproducciones, y en consecuencia los pedidos no cesaban.

 

“No alcanzábamos a cubrir la demanda, venía gente de toda la República, por redes nos pedían llevar el pastel a otros estados, teníamos agenda para surtir hasta de un mes, compramos más estufas y las acomodamos todas en la cochera, que en ese entonces no estaba techada”, recordó Isabel Salazar.

 

El gobierno del Estado, por conducto de la Secretaría de Economía, le obsequió a Isabel un horno industrial en reconocimiento a su gran emprendimiento, consiguiendo una mayor producción, no obstante, las ganancias siempre se reinvertían en más hornos industriales, infraestructura y contratación de personal para cumplir con la demanda; actualmente se produce con 10 hornos industriales.

 

“Tuve que construir un segundo piso en mi casa, Mispepper ya me había sacado literalmente, acondicioné arriba para crear un espacio administrativo, un call center y una habitación para vivir, ya necesitamos algo más grande”, señaló.

 

Es importante mencionar que, ese solo fue el inicio de una gran historia, que va de cero al éxito, protagonizada por una madre mazatleca que no desistió nunca, y que su principal motor siempre ha sido su familia, ejemplo de valor y resiliencia en medio de circunstancias adversas y con un mínimo de oportunidades, que hoy con orgullo dice “De Mazatlán para el mundo”, “El sol sale para todos”, en relación a los nuevos emprendimientos con el mismo concepto.

 

 Pese a todo, pese a nada, Mispepper Repostería, empresa cien por ciento mexicana y familiar, a 4 años de sus inicios se ha consolidado como la primera y la única en ofrecer el pastel japonés de queso “de México”, en sus distintas presentaciones, con la distribución en todo el territorio mexicano vía terrestre. Si no podías viajar a Japón, no había otra manera en que lo pudieras probar.

 

La buena administración, selección de personal, persistencia, logística, y en especial el trato tan carismático y fraternal de Isabel con sus clientes son causantes de que el efecto Mispepper conquistara arrebatadamente a sus consumidores. Misppeper “La Casa del Pastel Japonés en Mazatlán”, se convirtió en un producto excepcional en México.

 

“El primer estado que visitamos con nuestros pasteles, y porque nos pedían mucho que les lleváramos fue Durango, y de ahí ya no paramos, hemos recorrido hasta”, comentó Isabel.

 

La producción y distribución de hasta 400 pasteles diariamente, casi 400 mil seguidores en sus redes sociales y un crecimiento exponencial, ha hecho necesaria la próxima construcción de la fábrica Mispepper en Mazatlán, un corporativo que generará un mayor número de empleos y producción, así como optimizar procesos y la atención al cliente; actualmente Mispepper maneja una plantilla de 35 empleados, además de distribuidores y proveedores.

 

Ha sido tanto el éxito de Mispepper, así como las grandes satisfacciones que han vivido con este importante modelo de negocio, que la creadora sueña con visitar Rikuro’s, en la ciudad portuaria de Osaka, situada en la isla de Honshu de Japón, la tienda del original pastel japonés de queso que transformó su vida.

 

Se anuncian sorpresas para los consumidores, espérenlas muy pronto, porque esta historia aún tiene mucho que contar…

 

Mientras tanto, Misppeper continuará recorriendo los 32 estados de la República Mexicana con el equipo de distribución y María Isabel, quien acompaña algunos recorridos para entregar personalmente los pasteles a sus clientes, que aprovechan para tomarse la foto del recuerdo, entregarle una taza representativa o llenarla de detalles.

 

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